Cervantes y el vino

Cervantes y el vino

El próximo martes, ¡¡es el día del libro!! y no queríamos dejar de celebrar este día, haciendo una especial mención a Miguel de Cervantes, sin duda, padre de las letras españolas.

Quizás, sabías que el día del libro tiene lugar siempre el día 23 de abril, pero sabías por qué.

El 23 de abril de 1616 es la fecha en la que coincide el fallecimiento de tres grandes de la literatura universal: Miguel de Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de la Vega.

Por esto, se decidió que este día sería el mejor para homenajear y fomentar la lectura y, por supuesto, a todos los escritores.

Protos está vinculada de muchas maneras al mundo de la literatura, como, por ejemplo, con El Reino de las Letras, su espacio dedicado a las letras en la propia bodega o la creación de El Ateneo de Protos, un club de lectura donde se dan cita el mundo de los libros y el vino, y cuyo maestro de ceremonias. en esta edición. es Juan Gómez Jurado.

Y, ahora, queremos homenajear a Miguel de Cervantes y mostrarte cuál era su relación con el mundo del vino, algo que sin duda, se vio reflejado en muchas de sus obras.

Esquivias, en un lugar de La Mancha…

El Siglo de Oro español fue una época muy importante para el mundo del vino ya que no solo era una bebida para disfrutar, sino que las clases más bajas lo tomaban para alimentarse.

Además, siendo España, país de viñedos, y más concretamente, La Mancha, era de esperar que nuestro querido escritor tuviera un gran afecto por los vinos de su región.

Cervantes se casó el 12 de diciembre de 1584 con Doña Catalina Salazar, natural del pueblo toledano de Esquivias y propietaria de algunos de sus viñedos.

En una de sus villas, vivieron durante algún tiempo y al igual que la mayoría de las casas antiguas de Esquivias, la casa tenía una cueva destinada para reposar el vino.

Los vinos de Esquivias se ven reflejados en muchas de las obras de Cervantes, como por ejemplo, en “El coloquio de los perros”, el “Licenciado Vidriera” o en el prólogo de “Persiles y Segismunda”.

Pero, no solo los vinos de esta localidad toledana salen en sus obras, vinos de otras zonas como Illescas, Noblejas y los vinos de San Martín de Valdeiglesias son también protagonistas.

Algunos datos curiosos sobre la época y el vino:

  • Según un decreto real de 1530, el vino de Esquivias estaba reservado para la casa real, la nobleza española, y para enfermos y parturientas con receta médica.
  • La palabra mojón que aparece en los libros de Cervantes, es  como se definía entonces, al buen catador o degustador de vinos.

El Quijote y el vino

Es en la villa de Esquivias donde comienza a escribir el punto central de «El Quijote».

Alguno de los personajes de la obra eran personas conocidas del pueblo como es el caso de Diego Ricote, El Bachiller Sansón Carrasco, El Vizcaíno, Juana Gutiérrez, Mari Gutiérrez y Teresa Cascajo.

En la obra, también, podemos reconocer algunos rincones de la villa como la ventana de la biblioteca a través de la cual son arrojados al fuego del corral los libros expurgados de la biblioteca de Don Quijote.

Miguel de Cervantes retrató muy bien en la novela las costumbres gastronómicas del siglo XVI, a través de un viaje por sus platos como el gazpacho de pastos o el morteruelo y por supuesto, los vinos.

Hasta en 43 ocasiones se referencia el vino en el Quijote y podemos decir, que la afición de Sancho por el vino es un hecho.

Aquí, te presentamos algunos de los fragmentos:

  • «Mas sucedióles otra desgracia, que Sancho tuvo por la peor de todas, y fue que no tenían vino para beber». Cap. XIX, Parte 1ra.
  • Cuando Sancho está cuarto de hora bebiendo de la bota de vino mientras observa las estrellas y dice: ”¡Oh hideputa bellaco, y cómo es católico!“.

Esta cita, con un jerga muy de la época (castellana, manchega y andaluza), se interpreta como un elogio al vino.

  • Cuando con los bálsamos como el de Fierabrás, el vino sirve como uso medicinal para curar a Don Quijote, tras ser apaleado y malherido.

Un bálsamo compuesto por aceite, vino, sal y romero que prepara y cura de manera milagrosa aquel moro encantado.

  • Y, por último, destacamos aquel episodio en el que nuestro caballero y Sancho se encuentran descansando en una posada, cuando Don Quijote comienza una lucha, fruto de sus delirios, con los cueros llenos de vino que el posadero almacenaba en la venta.

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