Un viaje por los museos del Valladolid cultural

Un viaje por los museos del Valladolid cultural

Valladolid es una ciudad cuna de reyes e historia. Pero, además, es un vibrante epicentro de cultura, arte y conocimiento esperando ser descubierto. No es solo la capital de una provincia con un patrimonio vinícola extraordinario, sino que es un lienzo donde se pueden ver siglos de historia española. Sus calles, antaño pisadas por reyes, exploradores y genios de la literatura, hoy invitan a un tipo de viaje distinto: un paseo cultural que trasciende el tiempo y las disciplinas.

En este post, te proponemos sumergirte en la esencia de Valladolid a través de un recorrido por cinco de sus museos más emblemáticos. Cada uno de ellos es una ventana a un universo particular, desde la majestuosidad de la escultura religiosa hasta la fascinación por Oriente, pasando por la genialidad literaria, las epopeyas de la exploración y la curiosidad científica.

Prepárate para un viaje que despertará tus sentidos y tu intelecto, y que culminará de la forma más sorprendente y deliciosa: en la bodega de Peñafiel, una joya arquitectónica y enológica en el corazón de la Ribera del Duero, una parada obligatoria para todo amante del arte, la historia y el buen vino.

Museo Nacional de Escultura

Nuestro recorrido cultural comienza en el corazón mismo del arte religioso español: el Museo Nacional de Escultura. Ubicado en el imponente Colegio de San Gregorio, una joya del tardogótico, este museo alberga la colección más importante de escultura policromada de los siglos XIII al XX, tanto en España como en Europa.

Pasear por sus salas es sumergirse en la devoción y el virtuosismo de maestros como Gregorio Fernández, Juan de Juni o Andrés de Nájera, cuyas obras conmueven por su realismo y dramatismo, contando historias de fe y arte en cada talla.

Este museo también alberga una significativa colección pictórica de 1.200 obras de influencia española, flamenca e italiana en la que encontramos artistas como Pedro Berruguete, Antonio Moro o Pieter Paul Rubens

Museo Oriental

Desde la solemnidad del arte sacro, viajamos a un universo de delicadeza y exotismo en el Museo Oriental. Situado en el Real Monasterio de Padres Agustinos Filipinos, este espacio es un sorprendente puente cultural entre España y el Extremo Oriente. Sus 18 salas custodian la colección más relevante de arte filipino, chino y japonés de nuestro país, fruto de siglos de labor evangelizadora, social y cultural que la Orden de San Agustín realizó en China, Japón y Filipinas desde 1565.

Desde las porcelanas Ming y sedas imperiales hasta armaduras de samurái y esculturas budistas son un testimonio de la belleza, la filosofía y las tradiciones de culturas lejanas, invitando a una contemplación serena y fascinante.

Casa Museo de Cervantes

Retomando el pulso histórico, nos adentramos en la Casa Museo de Cervantes. Este evocador espacio es la recreación de la vivienda que Miguel de Cervantes Saavedra habitó en Valladolid entre 1604 y 1606, periodo en el que la corte real se asentó temporalmente en la ciudad.

Durante sus primeros meses de estancia, el genial escritor llegó a redactar el prólogo del Quijote, las poesías preliminares y, además, la solicitud de impresión de la novela más conocida del mundo: Don Quijote de la Mancha.

Recorrer sus habitaciones, recreadas con mobiliario y utensilios de la época, es un viaje al Siglo de Oro, imaginando al autor entre sus muros, en un ambiente que respira historia y genialidad literaria, acercándonos a la cotidianidad de uno de los pilares de la literatura universal.

Casa Museo de Colón

No muy lejos, la Casa Museo de Colón nos transporta a otra epopeya: la del descubrimiento de América. Esta edificación es una inspiración del palacio virreinal donde vivió Diego Colón, hijo de Cristóbal Colón.

Las cuatro plantas de este museo son un homenaje a los viajes que realizó a las Indias. Además, en él se puede encontrar información sobre las negociaciones previas al viaje con la corona y el posterior periodo de mestizaje. A través de documentos, maquetas de naves y colecciones precolombinas y colombinas, el museo nos sumerge en la vida del Almirante y en el impacto de su gesta.

Museo de la Ciencia

Finalmente, el Museo de la Ciencia nos trae de vuelta al presente, con una mirada al futuro y a la innovación. Ubicado en una impresionante antigua fábrica de harinas a orillas del río Pisuerga, cuya arquitectura industrial ha sido brillantemente reutilizada, este moderno e interactivo espacio es un contraste vibrante con los museos históricos. La visita es un viaje fascinante y multisensorial a través del conocimiento.

Sus salas invitan a experimentar: desde la energía y la química hasta el asombroso funcionamiento de la neurona y el sistema nervioso, incluyendo un espacio dedicado al célebre neurólogo Pío del Río Hortega. Incluso las matemáticas se vuelven un desafío divertido en sus exposiciones más lúdicas.

El conjunto se completa con un planetario que nos invita a explorar el cosmos y dos salas de exposiciones temporales. Además, La casa del Río nos sumerge en los ecosistemas fluviales, con un acento especial en la vida del Pisuerga. Es un lugar donde la curiosidad se enciende en todas las edades, demostrando que Valladolid es una ciudad que honra su pasado, pero también abraza el conocimiento y la vanguardia.

Bodegas Protos, una visita obligatoria en la Ribera del Duero

Tras este enriquecedor paseo por el Valladolid más cultural, la jornada no podría culminar de mejor forma que en la Ribera del Duero, a pocos kilómetros de la capital. Allí, el broche de oro lo pone la bodega de Protos en Peñafiel, una visita obligada que fusiona arte, arquitectura y enología en un solo lugar.

El diseño vanguardista de Rogers Stirk Harbour + Partners y Alonso Balaguer y Arquitectos Asociados es una obra de arte contemporánea, una estructura que emerge del paisaje cual barricas que nacen de la tierra, dialogando con las centenarias galerías subterráneas que le dan origen. Visitarla es un viaje sensorial e intelectual: se admira la ingeniería, se siente la historia que respira en sus túneles excavados bajo el Castillo de Peñafiel, y se saborea la excelencia de vinos nacidos de una pasión inquebrantable.

Esta bodega es un museo vivo del vino, un lugar donde la tradición y la innovación se encuentran para ofrecer una experiencia única, un ‘must‘ que sella a la perfección cualquier inmersión cultural por Valladolid.

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