Con la llegada del buen tiempo, las noches se alargan, invitándonos a buscar planes que rompan con la rutina.
¿Y si te dijéramos que la combinación perfecta para esas veladas memorables reside en tu propia casa? Imagina la complicidad de los juegos de mesa unida al placer sutil de unas botellas de Protos bien fresquitas. Es el antídoto ideal para el aburrimiento, una excusa fantástica para desconectar, reír a carcajadas y crear recuerdos inolvidables con amigos.
Mientras los juegos invitan a la perspicacia, a la «carcajada limpia» o al trabajo en equipo, el vino desinhibe, acompaña la conversación y mejora cada momento. Juntos, logran crear una atmósfera relajada, donde los brindis y las risas se entrelazan de forma natural.
Para tejer esta velada perfecta, la clave está en la selección de cada elemento. Primero, piensa en la esencia de tu grupo y elige juegos que os diviertan a todos. Luego, prepara el escenario: un espacio acogedor, una mesa amplia donde desplegar los tableros y, por supuesto, una selección de un picoteo fácil que no estorbe el juego.
Ahora llega el corazón de la noche: la elección de tus vinos Protos. La clave para estas veladas reside en la versatilidad y ligereza de los vinos jóvenes y frescos, diseñados para no saturar el paladar mientras el ingenio y la alegría fluyen por la estancia. Asegúrate de tenerlos a la temperatura ideal, ese punto exacto que acaricia el paladar con cada sorbo y realza cada matiz.
Para las mentes estratégicas que planean cada movimiento en el tablero, un Protos Verdejo es el compañero perfecto. Piensa en la meticulosa construcción de rutas en Ticket to Ride, la negociación astuta de recursos en Catan, o la expansión territorial en Carcassonne: estos juegos demandan concentración y astucia, pero también abren paso a momentos de celebración de cada jugada maestra.
La frescura vibrante, las notas cítricas y herbáceas, y la acidez chispeante del Verdejo refrescan tanto el paladar como la concentración de la mente. Su ligereza y estructura lo hacen ideal para maridar con snacks sencillos y quesos suaves, preparando el escenario para una noche de jugadas.
Cuando, durante la velada, solo se escuchan risas incontrolables, un Aire de Protos se convierte en la chispa que enciende la celebración. Imagina las descripciones creativas en Dixit, los desafíos de ingenio y rapidez en Party & Co., o incluso el caos estratégico y las sorpresas del clásico Uno. Estos juegos son dinámicos, rápidos, pensados para liberar tensiones y provocar largas carcajadas.
Su delicado color, sus aromas a frutos rojos frescos y su agradable acidez lo hacen sumamente versátil y alegre, un vino que fluye con la diversión sin eclipsarla. Es el acompañante ideal para esos momentos donde la espontaneidad y la alegría son las protagonistas, brindando un sorbo ligero y refrescante con cada nueva carcajada.
Y para aquellos grupos que disfrutan de la cooperación y los desafíos en equipo, un Protos Roble ligeramente refrescado es el aliado ideal.
Piensa en la tensión compartida al intentar salvar el mundo de pandemias en Pandemic, la comunicación no verbal y la deducción necesarias para resolver misterios en Mysterium, o la estrategia conjunta para completar series de fuegos artificiales en Hanabi: aquí, la victoria se forja en equipo y cada decisión cuenta.
Su fruta fresca, su suave paso por boca y las sutiles notas de vainilla y tostado de su breve crianza le otorgan una complejidad amable que acompaña la profundidad del juego sin abrumar. Es un tinto joven y placentero, perfecto para brindar por los logros alcanzados y por la fuerza de la unión.
Así que, la próxima vez que la pregunta «¿qué hacemos esta noche?» surja, ya tienes la respuesta. Reúne a tu gente, desempolva esos juegos de mesa y descorcha unas botellas de Protos. Recuerda que la temperatura es clave: tus blancos y rosados necesitan al menos 2-3 horas en la nevera, y el tinto Roble se beneficiará de un breve paso por ella antes de servir. Unas copas adecuadas y agua a mano completarán la experiencia.
Te garantizamos una noche de risas, estrategia y brindis inolvidables. Porque la vida, como un buen juego o un gran vino, está hecha para ser compartida y disfrutada plenamente.