Celebra el Día Mundial de la Ópera con Protos

Celebra el Día Mundial de la Ópera con Protos

Cada 25 de octubre se celebra el Día Mundial de la Ópera, uno de los géneros más influyentes de la cultura europea. Para entender su alcance, basta un repaso rápido: de los experimentos musicales en la Florencia del Renacimiento a los grandes teatros del siglo XIX, y de ahí a los escenarios contemporáneos donde la ópera sigue reinventándose sin perder su esencia.

De Florencia a Venecia (finales del s. XVI – s. XVII)

La ópera nace a finales del Renacimiento, cuando un grupo de músicos y humanistas —la Camerata Fiorentina— intenta recuperar la declamación de la tragedia griega. De ese impulso surgen las primeras obras con música continua y drama teatral. Jacopo Peri y Giulio Caccini firman títulos pioneros; poco después, Claudio Monteverdi eleva el género con L’Orfeo (1607), donde el recitativo, el aria y la orquesta dialogan con una libertad nueva. Venecia abre en 1637 el primer teatro público de ópera, y el género deja de ser solo cortesano: nacen temporadas, estrellas y un público fiel.

El esplendor barroco y la claridad clásica (s. XVII – XVIII)

En el Barroco, la ópera se expande por Europa. Händel consolida en Londres la ópera seria de virtuosismo vocal; en Nápoles y Viena florecen escuelas y estilos. Con el Clasicismo, Mozart da un giro dramático y musical: Le nozze di Figaro, Don Giovanni o Die Zauberflöte combinan comedia, crítica social y una escritura orquestal que impulsa la acción con una precisión moderna.

Romanticismo, verismo y gran formato (s. XIX)

El XIX es el siglo del teatro lírico monumental. En Italia, Rossini, Bellini y Donizetti definen el bel canto: líneas de canto largas, agilidad y emoción controlada. Verdi ensancha el drama en Rigoletto, La Traviata o Aida, mientras Wagner revoluciona Alemania con el “drama musical” y la orquesta como gran narradora en Tristán o El anillo del nibelungo. A finales de siglo llega el verismo italiano: Puccini sella el romanticismo con emoción directa y cine antes del cine —La Bohème, Tosca, Madama Butterfly—.

Siglos XX y XXI

El siglo XX explora nuevas armonías, ritmos y temas. Richard Strauss propone intensidad psicológica en Salome y Elektra; Britten crea mundos líricos contemporáneos en Peter Grimes; Shostakóvich y Janáček amplían el mapa lingüístico. Hoy, la ópera convive con nuevos formatos, reposiciones históricas y una escena global donde la tecnología, la dirección de escena y la diversidad de voces atraen a públicos distintos sin renunciar a su columna vertebral: canto, orquesta y teatro.

Las voces de la ópera

Enrico Caruso (1873–1921)

Tenor napolitano convertido en fenómeno mundial. Su timbre cálido y la dicción ejemplar en arias como “Una furtiva lagrima” marcaron una era de grabaciones y giras internacionales. Popularizó la ópera más allá de Europa y fijó un estándar para el repertorio italiano.

Maria Callas (1923–1977)

La “divina” redefinió lo que significa interpretar. No solo cantaba; actuaba con la voz. Recuperó títulos belcantistas y llevó al límite el drama en papeles como Norma o Tosca. Su legado es una forma de decir el texto con electricidad musical.

Luciano Pavarotti (1935–2007)

Proyección luminosa, agudos inconfundibles y carisma escénico. Convirtió arias como “Nessun dorma” en himnos globales y acercó la ópera a estadios y grandes audiencias sin perder altura técnica.

Jessye Norman (1945–2019)

Soprano estadounidense de presencia imponente y paleta tímbrica amplia. Brilló en Strauss, Wagner y el repertorio francés, con un fraseo majestuoso y musicalidad de cámara incluso en el gran formato.

Montserrat Caballé (1933–2018)

Soprano barcelonesa célebre por su legato infinito y el control del pianissimo. Del bel canto a Verdi, su musicalidad y técnica la convirtieron en una referencia indispensable. Proyección internacional desde Barcelona al mundo.

Alfredo Kraus (1927–1999)

Tenor canario de línea impecable, gusto estilístico y longevidad vocal. Modelo en Donizetti, Bellini o Massenet; su técnica sobria y elegante le permitió carreras extensas y versiones canónicas.

Teresa Berganza (1933–2022)

Mezzosoprano madrileña, finísima en Mozart y Rossini. Musicalidad, dicción y una inteligencia dramática que convirtió cada aria en un estudio de estilo. Embajadora de la escuela española en los grandes coliseos.

A día de hoy, España cuenta con una red sólida de teatros y temporadas: el Teatro Real (Madrid) y el Gran Teatre del Liceu (Barcelona) encabezan una oferta que se completa con el Palau de les Arts (València), la ABAO (Bilbao) o el Teatro de la Maestranza (Sevilla), entre otros. La ópera sigue importando porque combina artes que, juntas, multiplican su efecto: voz humana en el centro, orquesta como relato y escena como mirada. Cambian los tiempos; el ritual permanece.

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