Obras para admirar y un Protos para brindar

Obras para admirar y un Protos para brindar

La buena arquitectura y el buen vino comparten tres cosas: origen, proporción y tiempo. Hoy recuperamos a cinco arquitectos que marcaron el paisaje cultural de España, desde el Renacimiento al Modernismo, recordamos sus obras más reconocibles y escogemos qué vino Protos abriríamos en su honor, frente a sus propias construcciones.

Juan de Herrera (1530–1597) — La severidad que fundó un estilo

Figura capital del Renacimiento hispano, dio nombre al estilo herreriano: sobrio, geométrico, de líneas limpias. Su obra cumbre es el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, emblema del reinado de Felipe II. A él se debe también el gran proyecto (inacabado) de la Catedral de Valladolid, que aspiró a ser una de las mayores de Europa y hoy es símbolo de la ciudad y de aquella ambición de piedra.


Brindaríamos con: Protos Gran Reserva. Estructura, longevidad y serenidad: un vino de líneas claras y fondo largo, a la altura de la disciplina herreriana.

Botella de vino Protos Gran Reserva

Francisco de Mora (c. 1553–1610) — Del rigor cortesano a la ciudad castellana

Discípulo de la escuela herreriana y arquitecto de confianza en la corte, llevó ese lenguaje sobrio a palacios y conventos. Su nombre está ligado al Convento de San Diego, enclavado en el Palacio Real de Valladolid  y al Palacio Ducal de Lerma, cuya traza marcaría la arquitectura civil del Siglo de Oro.


Brindaríamos con: Protos Crianza. Equilibrio entre rigor y calidez: fruta precisa, madera integrada y un paso que dialoga con la mesura castellana.

Protos Crianza

Ventura Rodríguez (1717–1785) — Entre el Barroco y el Neoclásico

Arquitecto de la Corona y figura de transición estilística, dejó su huella en Madrid y Zaragoza. Su obra más célebre es la Santa Capilla de Nuestra Señora del Pilar (Zaragoza), un templete interior que anuncia el neoclasicismo español; en Madrid, su trazo está detrás del gran conjunto monumental de fuentes como Cibeles y Neptuno.


Brindaríamos con: Protos 27. Detalle, finura y un punto de modernidad dentro de la tradición: capas que se descubren como en una planta bien trazada.

Juan de Villanueva (1739–1811) — La Ilustración hecha edificio

El arquitecto ilustrado por excelencia. El Edificio Villanueva del actual Museo del Prado redefinió el Paseo del Prado como “colina de las ciencias”, junto al Jardín Botánico y el Observatorio. Orden, claridad y servicio público en piedra: Ilustración en estado puro.


Brindaríamos con: Protos Verdejo. Limpio, nítido, proporcionado: una copa que encarna el “menos es más” ilustrado sin renunciar al placer.

Antoni Gaudí (1852–1926) — Naturaleza convertida en arquitectura

Máximo exponente del modernismo catalán, convirtió estructura y ornamento en un mismo organismo vivo. Además de la Sagrada Familia, su legado recorre Barcelona (Park Güell, Casa Batlló, La Pedrera) y se extiende por Castilla y León con Casa Botines (León) y el Palacio Episcopal de Astorga. Visión técnica, fe en el material y una imaginación sin precedentes.


Brindaríamos con: Aire de Protos. Ligereza con intención, perfil aromático y dinamismo fluido: un blanco que se mueve como las curvas de sus bóvedas.

Estos arquitectos levantaron formas que aún nos ordenan la mirada. Elegir un Protos para brindar a su lado no es un juego de maridaje, sino una forma de reconocer el mismo trinomio que comparten la arquitectura y el vino: un lugar que habla, un oficio que escucha y un tiempo que afina.

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